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26 de diciembre de 2025

​Más allá de la queja: ¿Por qué México nos necesita "metidos" en la política?

Es la conversación de cada domingo, de cada sobremesa y de cada trayecto en taxi: "Todos los políticos son iguales", "La política es un nido de ratas", o mi "favorita": "Yo mejor ni me meto, porque solo los corruptos llegan ahí".
​En México, hemos crecido con un escepticismo saludable, pero que con el tiempo se ha vuelto tóxico. Nos hemos convencido de que la política es un fango en el que solo se ensucian los que ya están manchados. Pero hoy quiero invitarte a cuestionar esa idea: ¿Y si el hecho de que "solo los corruptos" estén ahí es precisamente porque nosotros decidimos no estar?

​El mito del "Político por Naturaleza"
​Existe la falsa creencia de que para entrar en política se requiere un ADN especial (o la falta de uno, según el cinismo popular). Pensamos que es un club privado de gente sin escrúpulos.
​Sin embargo, la política no es más que la gestión de lo público. Es decidir cómo se usa el dinero de tus impuestos, qué calles se pavimentan, qué tan segura es tu colonia y qué futuro le espera a la educación de tus hijos. Cuando decimos "yo no me meto en política", lo que realmente estamos diciendo es: "Le doy permiso a cualquiera para que decida el rumbo de mi vida por mí".

​La trampa de la apatía
​Cuando los ciudadanos honestos, preparados y con valores se alejan de la vida pública por miedo a "ensuciarse", dejan un vacío de poder. Y el poder, por naturaleza, nunca se queda vacío. Si no lo ocupamos nosotros con propuestas y vigilancia, lo ocuparán aquellos que ven en el servicio público un negocio personal.
​La política no corrompe a las personas; las personas sin ética corrompen la política ante la ausencia de una ciudadanía que les pida cuentas.
​¿Por qué es vital involucrarnos hoy?
​Involucrarse no significa necesariamente postularse para Presidente de la República o unirse a un partido político (aunque si tienes la vocación, ¡adelante!). Participar es un espectro mucho más amplio.
​1. Romper el ciclo de impunidad
​La corrupción florece en la oscuridad y el silencio. Un ciudadano que pregunta, que revisa el presupuesto de su alcaldía y que exige transparencia, es el mayor obstáculo para un funcionario corrupto.
​2. Aportar nuevas perspectivas
​México es un mosaico de realidades. Necesitamos ingenieros, maestros, artistas, emprendedores y amas de casa aportando su visión. La política se enriquece cuando deja de ser un monólogo de "políticos de carrera" y se convierte en un diálogo de la sociedad civil.
​3. Recuperar el sentido de comunidad
​Participar en política nos devuelve el sentido de pertenencia. Al involucrarnos en el comité vecinal o en una consulta ciudadana, dejamos de ser víctimas de las circunstancias para convertirnos en arquitectos de nuestro entorno.

​¿Cómo empezar sin morir en el intento?
​No tienes que cambiar el país mañana, pero puedes empezar por pequeños pasos que fortalecen nuestra democracia:
​Infórmate de fuentes variadas: Sal de tu burbuja de redes sociales y busca datos duros.
​Conoce a tus representantes locales: ¿Sabes quién es tu diputado local o tu regidor? Ellos son tu enlace más directo.
​Participa en colectivos: Hay asociaciones civiles dedicadas al medio ambiente, la seguridad o la educación. Eso también es política.
​Vota a conciencia: El voto no es un favor al candidato, es un contrato que tú firmas como jefe.

​La política es nuestra.
​Es hora de dejar de ver la política como algo ajeno o sucio. La política es la herramienta más poderosa que tenemos para transformar nuestra realidad. Si queremos un México menos corrupto, necesitamos más gente honesta dispuesta a observar, a cuestionar y, sobre todo, a participar.
​No dejes que otros decidan el final de tu historia. Involúcrate, porque si tú no haces política, la política se hará de todos modos, y probablemente sin tomarte en cuenta.